Día 7 en Nepal
Hoy ha sido un día distinto en nuestra rutina. Es festivo, con motivo de la proclamación de la nueva Constitución, así que los niños no han ido al colegio. En su lugar hemos ido a Eclebesi, una aldea en lo alto de las montañas, muy afectada por los pasado terremotos. El llegar allí fue un camino duro, 2h30 por senderos estrechos, con muchas curvas, piedras, grandes desniveles. En varias ocasiones creí que tendríamos que bajarnos del pick up para empujar, bien porque se quedaba incrustado en baches, bien porque patinaba en las piedras, pero mereció la pena. El paisaje es espectacular, unas cuantas casas, por llamarlas de alguna manera, dispersas en aquel frondoso bosque.
El recibimiento no podía ser mejor. Nos trajeron algo de beber, lo cuál se lo agradecimos mucho puesto que la calor era insoportable a pesar de estar un poco nublado. Despuès de los refrigerios comenzó el reparto de cosas, un lote de manaje para cada familia, 25 en total. La cara de felicidad era total. Despuès fuimos a comer algo todos, repartieron fruta para todos los que allí estaban, y como no, yo repartí los codiciados caramelos de postre. Cuando acabamos fuimos a ver un poco los alrededores, muy poco la verdad, porque es que tampoco había a dónde ir. También nos enseñaron sus casa por dentro. En realidad consistian en casetos de un solo dormitorio que valía para todo. Dormían en el suelo, pues nin tenían ni había sitio para camas. También jugamos con los niños, y eso para mi fue sin duda lo más divertido y bonito. Ya que al principio los niños apenas se acercaban, tenían como miedo, pero un par de cosquillas y ya los tenía a todos en el bolsillo. Los mayores miraban asombrados como jugabamos con ellos. El ver y escuchar la carcajada de un niño es eñ regalo más bonito que te pueden dar.
En fin un día bonito y especial, para guardar en la memoria por siempre.